Una vez recolectada la uva en su momento óptimo de maduración, llega el momento de convertir la uva en vino.
Una vez que la uva es recibida en bodega, se analiza para conocer los parámetros más importantes y su estado sanitario, clasificándose por calidad.
El proceso de fermentación alcohólica es un proceso natural por el cual azúcar de la uva se transforma en alcohol, requiere un cuidadoso control de la producción para obtener vinos de alta calidad. En este momento se realiza el remontado, descube y prensado.
En este punto los vinos blancos y rosados se clarifican y filtran para ser embotellados.
En el caso de los vinos tintos, una vez realizada la fermentación alcohólica se trasiega y realiza de forma natural la fermentación maloláctica. Posteriormente el vino comienza la crianza en barrica, pudiendo estar entre 12 y 24 meses según sus características y tipo.
Una vez criado se clarifica y embotella. Los vinos reposan a una temperatura constante antes de su comercialización.