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agosto 13, 2018

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Rostros de San Cebrín: experimentados y jóvenes. Vol. 2.


En esta nueva entrada de blog os traemos la segunda parte de nuestra mesa redonda con los rostros experimentados y jóvenes de San Cebrín.

Que lo disfrutéis tanto ó más que la primera parte.

 

De todos los años que lleváis trabajando en la viña, ¿que es lo que más os ha apasionado de vuestro trabajo?

VICENTE: Decirte que todo el trabajo de la viña me parece apasionante, desde que la ves nacer que es una maravilla, y el proceso de verlas crecer hasta que dan los frutos. 

Por ejemplo, ahora que están desnietando es increíble, la verdad que todo me parece bonito.

La vendimia antes era muy dura en ocasiones a mitad de faena los obreros se marchaban y veías como se podría la uva y no tenías gente para cogerla, era muy doloroso.

Después de la vendimia llegaba la elaboración, era un proceso muy costoso y largo, por ejemplo, a mis comienzos se vaciaba la uva con comportas, que eso dejaba todo muy sucio y complicaba todo, luego, ya se pusieron lonas que alivió un poco. En la bodega se trabajaba muchísimo, teníamos que pisar la uva a “pinrrel”, luego tenias que llevarlo al trujal que si no tenías uno propio lo tenias que transportar.  ¡Ah! y no nos olvidemos de el tufo, que era peligrosísimo, si tenías tufera estabas mas tranquilo, si no, tenías que hacer lumbre para eliminarlo y asegurarte que no te iba a pasar nada malo.

Para mi la vendimia no era apasionante, era jodida, siempre se ha dicho ¡Las pasas mas putas que en vendimias!, ¡por algo será!. Cuando hacías la vendimia no teníamos plástico y te ponías de agua hasta arriba, las uvas se podrían antes y te manchabas entero de mostos… era muy muy duro.

FLOREN: Mi pasión y mi vida ha sido el trabajo de la viña, y el el dejar las cosas bien hechas. Ver como limpiabas las viñas y las dejabas de maravilla, y así cada proceso de la viña. Dejarlo lo mejor posible.

ALBERTO: En concreto no se decirte el qué porque hay muchas cosas, pero cuando te pones a desnietar y luego ves como las uvas cuelgan. Se podría decir que me apasiona el dejar las viñas bonitas en cada proceso, y si añades que hay un ritmo de trabajo agradable y ver que con eso vives, es lo mejor. O por ejemplo, cuando te pones a arar y se queda todo de maravilla, que piensas, hasta le daría otra pasada extra ¡por gusto!. [risas]

VICENTE: No como nosotros, que para arar tenías que pasar 5 ó 6 veces para que quedara bien, ¡y descalzo que terminabas!, ya que para arar nos daban unas alpargatas especiales que solo usábamos para eso y al final del día ya no quedaban zapatillas.  

Eran unas alpargatas que se hacían con las ruedas de los coches, y como ibas detrás de la mula con el arao te entraban todas las chinas y piedritas, y como pillaras algún cardo ni te cuento… ¡pegabas cada bote¡ Te hacían roces por todos los lados y para evitar esto, ibas con las tijeras acomodando y cortando todo lo que te rozaba; al final, acababan con un agujero delante y otro detrás para que las chinas salieran solas al ir andando.

ALBERTO: Esto me ha recordado una cosa que nos pasó, hace unos 15 años por lo menos ¡eh! Tengo un amigo mío de Huércanos que le regaló al abuelo unas Chirucas, y un día llegan a la lonja y se encuentran al abuelo con una navaja todo concentrado agujereando las botas por delante y por detrás. [risas]

PARRA: A mi lo que me apasiona es ver los ciclos cerrados. Cuando se termina uno y empieza el siguiente. Por ejemplo, cuando has terminado la poda y empieza a brotar la viña, cuando dejas la viña bien podada y bien recta y a los dos meses empieza a brotar y ves los pámpanos (las uvitas pequeñas), entonces ya estás viendo el fruto de la próxima cosecha.

ALBERTO: lo que está bien es cuando llevas dos meses podando, que estás hasta los …. , y piensas, ¡que ganas de que llegue el verano! [jajaja] y empieza el buen tiempo, pero luego el verano te empieza a cansar, y en vendimia que se da muchas vueltas a la cabeza, ya que piensas todo lo que puede pasar y dices… ¡que ganas tengo de podar! El ciclo de la vida. [risas]

La vendimia antes era un trabajo físico impresionante, ¿cómo la vivís ahora?

ALBERTO: Es muy importante si tienes una cuadrilla con confianza y una buena relación, esa es la clave. Yo al final estoy de tractorista y estoy con el saca uvas, me echan al remolque y voy a descargar, y así todo el tiempo.

PARRA: Yo estoy como el también, haciendo viajes llevando la uva a la bodega y si tienes gente de confianza estas tranquilísimo.

VICENTE: La vendimia de antes y ahora no tiene nada que ver, ahora es una bendición, pero entonces… la tenías que descargar en la bodega, si querías hacer clarete, al día siguiente tenías que pisarla, porque no se puede tener más de un día, al otro día tenías que sacarla a la prensa, pero es que tenías que quitar la oruja del día anterior… mucho trabajo. Con deciros que al principio no teníamos ni luz ni agua en las bodegas y para lavar las cubas había que hacer mil paseos con baldes llenos de agua, y claro, al no haber luz todo estaba iluminado con velas.

Cuando a alguien se le ocurrió llenar un bidón de agua y con una goma larga podías limpiar en los calados las cubas.. ¡menudo avance fue!

 

Qué es lo que más añoráis de vuestros años de jóvenes en la viña.

ALBERTO: A mi me pasaba que cuando empecé a estar en el campo me dejaban en una viña, y claro, no sabía donde estaba ubicado y al tiempo volver y decir, ¡joe! como me podía sentir perdido, ¡si estaba en Viña Rica! Así con varias piezas, pero claro es normal ya que yo me críe en otro pueblo viniendo ocasionalmente a San Asensio y no me conocía bien la zona.

VICENTE: Yo recuerdo con mucho cariño a nuestra cuadrilla, hemos sido una cuadrilla que hemos estado toda la vida juntos, ¡desde la escuela!.

Llevaremos unos 50 o 60 años subiendo a la bodegas a merendar todas las semanas los mismos amigos de siempre, lo que hemos disfrutado…

Hemos tenido muchas muchas meriendas y también nos han metido muchas noches al calabozo. [risas] Joe, me acuerdo que había un alcalde que le llamaban el Roto, que era un canalla. Formábamos cada cisco, porque claro, no es como ahora antes para la una de la noche los bares tenían que cerrar, pero claro, estábamos solteros o recién casados, tendríamos uno 20 ó 25 años y claro después de cenar bajábamos todos juntos al pueblo al bar y claro bajábamos bien bebidos [jajaja] y al llegar te tomabas tu copa y tu puro y te ponías a cantar y te decían “SHHH” que hay que cerrar, y tu ¡vete a tomar por saco! que vas a cerrar tu aquí, ¡déjanos!.

Resultado: toda la cuadrilla a la trena. Con deciros que yo habré ido unas 8 o 10 veces al calabazo y decías, bueno a la mañana siguiente ya me sacarán, y ale por la mañana te sacaban y a trabajar. La verdad que sí que añoro las juergas, porque vaya juergas nos corríamos.

ALBERTO: no sé si te acordarás tú de un coche cruzado, tengo oído en casa, que mi abuelo cruzó un coche en la carretera y llegó a casa, y de pronto llama a casa la guardia civil preguntando, y va el padre de mi abuelo como un rayo a la cama de mi abuelo y le mete la mano en las sábanas a ver si estaban calientes, y claro no lo estaban, y le dice, ¡tú llevas en la cama ni un minuto caradura! ¡Anda tira pal calabozo! [risas]

VICENTE: El coche fue uno de Haro que venía aquí.

ALBERTO: ves.. jajaja ya sabía yo algo. [risas]

VICENTE: Hemos disfrutado mucho, llegaba San Mateo y nos pasábamos toda la semana allá que teníamos un amigo que tenía un piso, e imaginaros como teníamos la casa… pero alguno iba y hablaba con alguna peregrina y le decía, te quieres venir a dormir a casa, pero tienes que fregar los platos ¡eh!, le daban un duro y ale todos ganando.

FLOREN: Fijaros que cosas, de lo que se te queda grabado en la cabeza, yo me acuerdo de las comidas cuando se trujalaba. Un día normal te daban para comer dos platos, pero cuando era día de trujal se daban tres comidas y siempre decía, el día del trujal es el mejor, porque hay tres platos para comer.

Y vosotros los jóvenes, ¿creéis que de aquí a 20, 30 años vais tener tantas cosas que contar?

ALBERTO: Yo creo que no, vamos a tener otras experiencias en otros ámbitos, pero el mundo del vino está mucho más simplificado ahora. Antes de cualquier cosa sacaban un mundo.

VICENTE: Yo, que viví la guerra entera, y como os conté antes, que fui a la escuela hasta los 13 años, pero antes de la guerra, cuando llegaba a casa después de la escuela, me acuerdo que mi madre me dejaba un poco de trigo en un paño y se lo tenía que moler para que pudiera hacer el pan al día siguiente y ya cuando terminaba de molerlo me daba la merienda, pan con azúcar, pan con arrope lo que fuera. Pero lo recuerdo como si lo estuviera viviendo ahora mismo.

Que futuro creéis que tendrá la viticultura en La Rioja, ¿y la competencia?

PARRA: Siendo sincero, si los políticos no preparan ninguna gorda seguimos viviendo de ello, yo creo que todo se puede ir al garete por una mala decisión política o por una gran enfermedad que nos ataque desprevenidos.

Cada vez necesitamos más para vivir, por ejemplo, antes con 5 hectáreas una familia podía vivir, pero ahora con 5 hectáreas es imposible. Y como elemento diferenciador de la competencia, un buen diseño y marketing es esencial.

ALBERTO: Aquí vive mucha gente del vino y la tierra está muy distribuida, está todo más repartido que en Andalucía con todos esos latifundios, aquí lo tenemos muy repartido todo.

PARRA: Lo que está claro es que cada vez se necesita más para vivir de ello, antes lo que costaba labrar la viña en un día, ahora lo haces en una hora.

VICENTE: Yo creo que San Asensio ha vivido del mundo de la uva y lo seguirá haciendo por bastante tiempo. En esta zona de la Rioja Alta tenemos muy buena calidad de uva y si se junta con un buen enólogo, no puede salir nada malo.

FLOREN: Nosotros en la bodega tenemos casi la misma manera de hacer las cosas y eso es muy positivo. Apreciamos nuestro trabajo y la calidad de la uva y para poder vivir de esto tenemos que arrimar cada uno el hombro y primar por la calidad de las uvas como algo imprescindible.

¿Y como veis el futuro de las cooperativas en Rioja?

ALBERTO: A mí las cooperativas me parecen una forma muy bonita de llevarlo, la organización social siempre me ha gustado mucho, tanto en vino como en cualquier cosa.

PARRA: La colaboración de las socias y socios por una misma causa te da mucha más fuerza que si estuvieras solo y de esa manera tu vino puede estar en más sitios. La verdad que es un orgullo ir a un bar y ver tu vino.

 

 

Como habéis podido leer el mundo del vino es donde hemos nacido y lo que nos gusta, se podría decir que lo hemos “mamado”. Como bodega vamos a seguir invirtiendo en el futuro, en la calidad de nuestro producto y sobre todo en mejorar día a día y realizar vinos que sean mejores cada año.

Lo llevamos en la sangre 🙂

Gracias por leernos y esperamos que hayáis entendido un poco más nuestro mundo, si os ha llamado algo la atención estaríamos encantarlo de saberlo, así que comentar :).

¡Hasta el próximo post!